jueves, 21 de abril de 2016





PARA ESTUDIANTES DEL C-15


PROFESOR: EFRAÍN GARRIDO




Los casos de Madoff y Stanford,:


 Sin tener información acerca de si son comparables entre sí, han conmovido profundamente a nuestra sociedad. La verdad es que cuesta mucho entender la psicología de las personas que construyen instituciones financieras de gran alcance con el objeto de luego engañar a sus depositantes. Si tienen el talento y el empuje empresarial para captar tantos millones de dólares en depósitos, no se entiende cómo no se percatan anticipadamente de las consecuencias personales y de los dramas familiares que se generarán para sus depositantes por sus faltas y por manejar los fondos de manera distinta a la acordada. Es difícil entender cómo estos presuntos estafadores de alto nivel no se dan cuenta que es mucho más rentable ser honestos que tramposos. No es fácil entender cómo con esa refinada imaginación el estafador financiero no se da cuenta que al final la estafa se le descubrirá y se arriesga a vivir los últimos años de su vida en una cárcel y detestado por la humanidad, que vivir al estilo de Warren Buffet, admirado por muchos.




Los casos de ADELAG y FOTOKINA. Estas compañías fueron acusadas por quiebras fraudulentas y las mismas han afectado gravemente a sus acreedores, principalmente la Banca local y por ende los cuentahabientes de los mismos. Como ha ocurrido en casos en Panamá muchos de estos fraudes.


El descubrimiento de  un fraude por 50 millones de dólares  con  el sistema de las “pirámides”,  realizado por Bernard  Madoff, llevó al periodista Ron Edmons,  de AP, a hacer una lista de los 10  “mega fraudes” en el sector financiero, en la cual el cometido en el Banco Intercontinental (Baninter) ocupa el séptimo lugar.
Madoff fue detenido por el fraude  de 50 millones. 


 El escándalo de WorldCom siguió al de Enron, el segundo operador estadounidense en telecomunicaciones y el primer operador mundial de servicios de Internet. La cifra de negocios de la empresa se elevó durante el año 2000 a 35 mil millones de dólares. En momentos en que se colocó al abrigo del capítulo 11 de la Constitución de Estados Unidos, WorldCom tenía 41 mil millones de dólares de deuda. WorldCom empleaba 85 mil asalariados y contaba con 20 millones de abonados en 65 países. Como Enron, era una estrella, símbolo de los eufóricos Estados Unidos de fines de los años 90.

El fundador de esta empresa, Bernard Ebbers, había sido, como su colega de Enron, Kenneth Lay, la figurita de los medios y de los diarios financieros. En una decena de años, WorldCom se convirtió de pequeña estrella naciente en un imperio estelar que amenazaba al histórico gigante de las telecomunicaciones ATT. Entre 1998 y 1999, las acciones de WorldCom en la Bolsa se multiplicaron por seis. Como en el caso de Enron, igualmente dura y fulgurante fue su caída. Entre el 1 de enero de 2002 y la declaración de quiebra el 21 de julio de ese año, las acciones de WorldCom perdieron 99.38% de sus valores. Y como Enron, WorldCom trucó sistemáticamente sus cuentas.


A raíz de la revelación de la escandalosa falsificación de utilidades, WorldCom  destituyó al funcionario jefe en asuntos financieros de la empresa, Sullivan quien había hecho notables contribuciones a la transformación de una poco conocida sociedad de segunda categoría del pasado en una gigante empresa internacional como la WorldCom, La Junta Directiva de WorldCom señaló que Sullivan había actuado sin autorización para poner el costo de operación como "gastos destinados al mantenimiendo de las redes básicas" en las cuentas de inversiones de capital y por medio de esto ayudar a la empresa a ocultar el costo y exagerar las utilidades, logrando con éxito convertir las enormes pérdidas en altas rentas.

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